HAY ALGO ALLÁ AFUERA
"Neva" es la obra perfecta para quienes les cae mal esa apestosa auto referencia de buena parte del teatro, ese con actores loquitos y egocéntricos. Porque los personajes de esta obra confirman el fenómeno, pero lo asumen y se caricaturizan a ellos mismos. Una obra que cae bien. Por Isidora Ortiz
"Neva" es la obra perfecta para quienes les cae mal esa apestosa auto referencia de buena parte del teatro, ese con actores loquitos y egocéntricos. Porque los personajes de esta obra confirman el fenómeno, pero lo asumen y se caricaturizan a ellos mismos. Una obra que cae bien. Por Isidora Ortiz
Todo pasa en un minúsculo escenario (que está en un escenario) y la iluminación sólo la da una estufa (media moderna para la época, pero bueno). La obra está ambientada en San Petersburgo un enero de 1905: la viuda de Anton Chéjov, Olga Knipper, junto a dos de sus compañeros esperan al resto del elenco para un ensayo, mientras afuera las tropas zaristas matan a la multitud que pedía explicaciones al Zar Nicolás II (como no estaba, a su tío no se le ocurrió nada mejor que incendiar a la gente).
A pesar de lo de la estufa y el escenario enano, Neva tiene más movimiento que una de esas obras súper actuales donde todos están muy mal y nadie dice nada. En esta, los actores se representan a sí mismos (como actores) y montan en la primera parte de la obra una sátira sobre ellos mismos. Se ríen de los textos graves, de su egocentrismo y de esa voz engolada que ponen algunos, esa que nadie usa en la vida normal salvo el Pollo Fuentes o Claudio Valenzuela.
Mientras sus compañeros de elenco pueden estar muriendo afuera, adentro del teatro Olga no hace más que hablar ella, de sus penas y de la culpa que siente por haber abandonado a su marido durante su enfermedad. Culpa que, asegura, le impide volver a actuar como la diva que es.
Afuera el pueblo ruso pelea en la Matanza del Domingo Sangriento, mientras ella se dedica a cuestionar el amor y vagamente la política desde su burbuja. Afuera la gente pide comida y ella pide un abrazo. Ella sufriendo “sentada-cómoda-como en el teatro” (como después se lo reprocha Mascha), anhelando volver a ser una estrella mientras la gente a la que quiere dedicar su actuación, sigue gritando hambre.
Neva cuestiona hasta dónde se puede seguir divagando sobre uno mismo, cuando afuera algo se está desarmando. Entre la historia de Chéjov y Olga está la matanza del pueblo. Ese contraste termina denunciando la auto referencia agotadora y a veces superficial de una parte del teatro, cuando se supone éste tiene que ser un espejo de lo que está pasando en la sociedad (bueno, malo, triste o chistoso).
Se supone que el teatro tiene que mantener una relación con el contexto histórico, algo que en realidad todos deberíamos hacer: mirar para el lado, abrir los ojos y sacar palabras dedicadas a varios, no sólo (y siempre) a uno mismo.
En Neva pasas riéndote la mayor parte del tiempo hasta que de repente te disparan un texto que te deja callado. Y te vas con una hora de risa y un par de frases marcadas dándote vueltas. Perfecto para salir del teatro a tomar el Transantiago.
NEVA Dirección: Guillermo CalderónCentro Mori, Constitución 183
Viernes y sábado 21:00, Domingo 20:30
General: $5.000. Estudiantes: $3.000
Reservas: 777 62 46
Hasta el 3 de junio.
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